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Las redes antisociales: El deterioro del diálogo democrático

Publicación

María Isabel Ruiz Espín

16/2/23, 3:00 p.m.

María Isabel Ruiz Espín

Es difícil aceptar que el celular es cómo una extensión del cuerpo. No hacen falta estadísticas para dimensionar la presencia de las redes sociales en la vida de las personas. Hace falta solamente una pequeña reflexión para reconocer el importante papel que toman estas redes en la rutina. Es verdad que la experiencia de cada uno es diferente pero no queda duda que han impactado en la sociedad. Las redes sociales individualizan, inactivan, y despersonalizan las relaciones. Esto significa que las redes sociales son un obstáculo para el diálogo. Si la democracia necesita del diálogo, entonces las redes sociales desafían la democracia. Se establecerá primeramente el papel del diálogo en la democracia, para así poder adentrarse al deterioro del diálogo a causa de las redes. Se analizará cómo la característica interactiva de las redes sociales puede llevar al individualismo, cómo la estimulación visual es compatible con la inactividad de la persona, y cómo la digitalización es equivalente a despersonalizar a las relaciones.


Este no es un estudio de los efectos que se provocan por los contenidos de las redes sociales, sino un análisis de cómo las mismas características del medio transforman la forma de vivir. Como McLuhan lo expresaba "la máquina ha modificado las relaciones con los demás y con nosotros mismos, no importaba en absoluto que ésta produjera copos de maíz o Cadillacs" (1996, p. 29). Así como los automóviles han transformado las ciudades, el tiempo, hasta la forma de relacionarse; se debe conocer cómo las redes sociales tienen el poder de transformar la organización política y social. Si se busca un mundo más humano, se debe proteger el diálogo democrático.


La sociedad democrática se construye dialogando


Entender la democracia requiere de un estudio de la historia del pensamiento. Las redes sociales son un fenómeno contemporáneo, entonces es necesario establecer la relación que tiene el diálogo con la democracia moderna, en este caso es más relevante esta idea de democracia que la que surge en la antigua Grecia. La democracia moderna se ha instituido por las ideas del liberalismo. Existen múltiples corrientes del liberalismo. Además, el entendimiento del Estado ha evolucionado debido a un cúmulo de factores. Las primeras teorías liberales de Hobbes (1994), Locke (1973) y Rousseau (2011) eran contractualistas. Consideraban que un Estado liberal se crea a través de un acuerdo social y que el gobierno existe para disminuir la vulnerabilidad de las personas. La legitimidad del Estado y del gobierno yace en la soberanía popular. Esto tiene grandes implicaciones en como los ciudadanos conviven entre ellos y con el gobierno. De esta larga tradición de iusnaturalismo racionalista, Rawls (1971) establece que el diálogo libre construye la sociedad ideal. Rawls fundamenta la democracia bajo la teoría del contrato social. La sociedad legitima al gobierno bajo principios de justicia y cooperación, y se mantiene democrática en medida que los ciudadanos cumplan su deber de civilidad. Es decir, el diálogo posibilita la justicia que necesita la democracia.


Tocqueville construye su teoría desde una perspectiva liberalista muy diferente, y lo hace en la observación de una civilización altamente democrática desde sus inicios, Estados Unidos. La libertad, para Tocqueville (1835), está vinculada a los demás porque se perfecciona al buscar el bien común a la vez del bien personal, entonces las asociaciones son el arte de ser libre. Para Tocqueville (1835) y Montesquieu (1766), las asociaciones promueven la moderación y el pluralismo, y los regímenes pluralistas son más democráticos. Esta idea de asociación requiere de un diálogo porque la moderación se manifiesta, entre otras formas, con el respeto por las opiniones de los demás. Gran parte del diálogo es la escucha porque solo de esta manera es posible alcanzar un bien común. Tocqueville y Montesquieu consideraban que la buena democracia necesita de contrapesos para garantizar la libertad. El contrapeso más valioso es el que se forma desde la ciudadanía en un esquema plural.


Desde una perspectiva más práctica, ha surgido una idea de Estado que se adecúa a las necesidades sociales contemporáneas. La democracia se desenvuelve en un paradigma de Estado de bienestar, un gobierno que interviene más para la resolución de problemas cada vez más complejos (Nadales, 2014). Entre los sistemas políticos occidentales, las tradiciones estatales dominantes están principalmente moldeadas por sus relaciones con la sociedad civil. Huntington (1968) destaca la necesidad de instituciones políticas capaces de proporcionar un propósito común a la diversas fuerzas sociales divididas por etnia, religión o cualquier otra diferencia cultural. Entonces, en un mundo de circunstancias complejas y mayores exigencias sociales, la democracia es capaz de establecer una coordinación entre el gobierno y las instancias ciudadanas. Es claro que, en términos prácticos, la democracia necesita del diálogo para resolver conflictos sociales, especialmente en la actualidad.


En cualquiera de las corrientes del liberalismo -ciertamente existen más de las expuestas aquí- que fundamentan la sociedad democrática moderna, consideran que el diálogo es constitutivo en la legitimación del Estado y del gobierno. Parece también, que en términos prácticos el diálogo es fundamental. Incluso Fukuyama (2014) diría que la democracia se extendió a una gran cantidad de países el siglo pasado dado que la atractiva idea de igualdad es subyacente en la democracia moderna. Se podría decir que de alguna forma, es parecido a la popularidad que se dió de la cristiandad respecto a la idea de igualdad universal de la dignidad humana. El atractivo de esta idea no debe sorprender, el ciudadano de un país democrático tiene garantizado que su voz vale tanto como la de cualquiera. La democracia es la organización política y social que permite, o mejor dicho, reconoce la libertad de expresión. El diálogo es condición necesaria en la democracia.


¿Cómo se ve deteriorado el diálogo por las redes sociales?


Es verdad que en el auge de una innovación tecnológica, suponemos, incluso en el ambiente científico, que sus efectos son poderosos y muchas veces negativos. Lazarsfeld y Merton (1948) ponen en duda el supuesto gran poder de los medios argumentando que los datos de consumo de medios no deben interpretarse como una demostración de sus efectos. No se podría tampoco concluir que los medios tienen un efecto homogéneo en la audiencia, supuesto que cada uno elige su exposición a los diversos tipos de medios de comunicación según su motivación personal, esto según la teoría de los usos y gratificaciones (Katz et al., 1973). Sin embargo, éste no es un estudio de los efectos que se provocan por los contenidos de las redes sociales, sino un análisis de cómo las mismas características del medio transforman la forma de vivir, en específico, cómo transforman nuestra capacidad de diálogo. Siendo que el medio en sí, o dicho de otra forma, sus características estructurales son independientes del contenido y de la audiencia. Entonces, los datos de consumo son relevantes y las motivaciones de los individuos lo son poco en los efectos que se manifiestan en nuestra forma de vivir. ¿Qué tipo de hombre producen las redes sociales? No se argumenta que todos los efectos son negativos y ciertamente no se argumenta que las redes sociales son causa única, pero lo que sí se sostiene es que producen un hombre menos capaz para el diálogo.


La interactividad que individualiza


Las redes sociales surgieron con la creación de Facebook y Youtube a principios de los 2000s, cambiando el uso del internet con páginas más dinámicas e interactivas (Burgess et al., 2018). Esta dinamicidad e interactividad permite el contenido generado por el usuario para que, mediante operaciones algorítmicas, se arrojen a la pantalla de cada uno contenido nuevo en función de las interacciones previas del mismo usuario. No es que cada usuario elija el contenido que quiera consumir después, sino que su participación construye bases de datos que en un futuro llenarán el feed con contenido targeteado. Entonces, las mismas propiedades de interacción personalizada son las que alejan a la persona de los demás. No hay nadie que vea el mismo contenido que otro. Se muestra aquí que las redes sociales son una herramienta estrictamente personal que profundiza el individualismo.


Barbrook & Cameron en su crítica visión de la nueva cultura de la información digital argumentan: “Las tecnologías de la información (...) empoderan al individuo (...) Las estructuras de poder sociales, políticas y jurídicas existentes desaparecen para ser reemplazadas por interacciones sin restricciones entre individuos autónomos y sus software”(1996, p. 7). Barbrook y Cameron destacan este fenómeno particular que sucede en los medios digitales, a saber, la interacción del usuario con el software. Lo novedoso no es la interacción extratemporal y fuera del espacio con otras personas, es posible hacer eso mediante una carta, sino la participación de la audiencia en el mismo medio. Es la interacción con la máquina el nuevo poder del individuo, pero éste es el fenómeno que lo aleja de los demás. Ciertamente las redes sociales permiten enviar y recibir mensajes a otras personas, pero está es una experiencia solitaria, entre el yo y la máquina.


El diálogo es estrictamente social, es un encuentro interhumano (Entralgo, 1961). La realidad del yo está constitutivamente referido al ser de los otros. Aquí se encuentra un problema ontológico del individualismo, es imposible enajenar al yo de los demás. Taylor (1994) argumenta que solo se puede conocer a uno mismo mediante la intersubjetividad, la vida humana tiene un carácter fundamentalmente dialógico. Si no se encuentra la identidad sin el otro, mucho menos se puede dialogar sin el otro. El individualismo que se profundiza cuando se vive a través de las redes sociales, transforma la forma de vivir. Se interactúa con los algoritmos en lugar de hacerlo con los demás en el diálogo.


 “Se interactúa con los algoritmos en lugar de hacerlo con los demás en el diálogo”

De las imágenes a la inactividad


Las redes sociales son visuales, existen en la pantalla. Para consumir una red social lo único que se necesita es tomar el celular, que seguramente se encuentra al alcance de la mano, se abre una aplicación y se encuentra en la pantalla con infinitas imágenes e información. Además de ofrecer contenido targeteado, las redes sociales presentan contenido digerible y fácil de navegar. Existen videos cada vez más cortos, notificaciones oportunas, un mundo virtual lleno de estímulos. Está es una de las características más importantes de la imagen, cuya función es estimular. Las imágenes hacen sentir, por sí mismas no tienen ningún reclamo, contexto, ni argumento. Es verdad que las redes sociales muestran texto, pero este texto no tiene el objetivo de hacer al usuario pensar. Postman explica que los medios de naturaleza visual no son compatibles con el acto de pensar porque su objetivo es el entretenimiento. "El pensamiento no funciona bien en la televisión, un hecho que los directores de televisión descubrieron hace mucho tiempo. No hay mucho que ver en él.” (Postman, 2006, p. 90) Cuando el entretenimiento transiciona de la letra escrita a las imágenes, el pensamiento deja de ser el fin del estímulo. Se establece la incompatibilidad del pensamiento con al ambiente virtual y visual.


Entonces, ¿con qué es compatible? Las redes sociales al ser visuales no tienen el fin de hacer pensar, el pensamiento requiere de esfuerzo. Un libro, por ejemplo, es compatible con este esfuerzo y estimula al pensamiento. Por el contrario, los medios visuales que proveen de contenido que no requiere del esfuerzo, es compatible con la inactividad. Dado que se pasa cada vez más tiempo consumiendo redes sociales y se recibe un diluvio de información e imágenes, Lazarsfeld y Merton (1948) atribuyen a los medios masivos una disfunción narcotizante. La inmensa información que recibe el usuario lo adormece y dedica cada vez menos tiempo a la acción social.

Esta combinación de estímulos visuales que son incompatibles con el pensamiento, ya sea por falta de tiempo o la incapacidad de procesar el diluvio de información, eventualmente lleva a la inactividad y a la pasividad intelectual. Sin actividad no hay esfuerzo de razonamiento ni interacción interpersonal, esto imposibilita el diálogo. En primera instancia, el diálogo necesita de disposición, de que las personas den de su tiempo para la compartición de ideas. En segunda instancia, el diálogo busca la verdad, y sólo es posible alcanzarla con el esfuerzo del pensamiento.


 “Las redes sociales al ser visuales no tienen el fin de hacer pensar, el pensamiento requiere de esfuerzo”

Las relaciones digitales sin cara


Las redes sociales individualizan con contenido targeteado e inactivan con estímulos visuales. Si el diálogo es la comunicación interpersonal, ¿qué efectos tiene sobre esa relación interpersonal? Efectivamente la conectividad digital, es decir, la vivencia de las relaciones dentro de un ambiente virtual altera el aprendizaje social. La interacción digital es muy diferente a la interacción offline, al mundo físico. En el ambiente digital se habla, se escucha, se comparte, se interactúa sin cuerpos.


Existe una diversidad de estudios sobre el aprendizaje social que esclarecen el funcionamiento de las relaciones interpersonales. Por ejemplo, Barakzai y Shaw (2018) presentan un estudio desde la óptica del comportamiento humano en el ámbito de las amistades. Mencionan que las personas generan amistades con personas serviciales y generosas, pero cuando esa amistad se muestra más servicial o generosa con otro amigo se tiende a responder negativamente. Argumentan que en estas situaciones las personas pueden sentirse amenazadas por el desplazamiento potencial de la propia amistad. Este es solo un ejemplo de los celos que surgen dentro de las amistades, pero cuando las amistades son experimentadas dentro de las redes sociales, el aprendizaje social es diferente. En el ambiente virtual podemos visibilizar en mayor medida las interacciones sociales que tienen los amigos con otras personas. La posibilidad de presenciar a un amigo siendo más servicial y generoso con otras personas es mucho mayor. Las personas están expuestas a la actividad de sus relaciones a todas horas. La comparación de la popularidad entre amigos es mucho más sencilla, es solamente una comparación del número de seguidores en el perfil y de likes enlas publicaciones.


Las amistades virtuales requieren de un procesamiento de información inmensamente mayor. Una amistad, o realmente cualquier otro tipo de relación, se desenvuelve orgánicamente en la realidad física. Fundamentalmente el ser humano es corpóreo, Marías (1970) hace una reflexión particular sobre la corporeidad de la persona. Explica que el rostro es una singular abreviatura de la realidad personal en su integridad. El rostro es propiamente humano y es donde se descubre a la persona, es particular en cada uno. Tan singular es el fenómeno del rostro en la corporeidad, que verse cara a cara es un acto irreemplazable. Entralgo (1961) mencionaba que dialogar es exteriorizar la intimidad. Si esto es así y el cuerpo humano es una expresión insustituible de la intimidad personal, entonces el diálogo en el ambiente virtual es incapaz de mostrar enteramente lo más íntimo de la persona. La interacción interpersonal es inigualable fuera de la realidad física.


“Una amistad, o realmente cualquier otro tipo de relación, se desenvuelve orgánicamente en la realidad física”

Las redes sociales son un desafío para la democracia


Establecida la relación que tiene el diálogo con la democracia, ya que la democracia es la organización política y social que, al reconocer la igualdad en la libertad de expresión, tiene como condición necesaria al diálogo. Entonces, si se vive de forma tan inmersa en el mundo de las redes sociales, vemos alteradas nuestras formas de vivir dadas sus características. La interacción con los algoritmos profundizan el individualismo, es una herramienta personal destinada a utilizarse en soledad. El individualismo aleja de los demás, no hay interacción con los demás porque no hay diálogo. La combinación de estímulos visuales, característicos de los medios digitales, llevan a la inactividad. Las imágenes son incompatibles con el esfuerzo del pensamiento, desinteresando a la audiencia de buscar la verdad a través del diálogo. Las relaciones virtuales alteran el aprendizaje social, siendo un espacio incapaz de igualar la interacción corpórea dónde se desenvuelve el diálogo. El diálogo es absolutamente necesario en la persona cómo lo es en la democracia, y las redes sociales lo deterioran. Siendo que las mismas características del medio están afectando la capacidad de comunicarse y relacionarse, ¿por qué se llaman redes sociales? El lenguaje es esencial en el diálogo, y para llegar a la verdad se debe emplear el lenguaje correctamente. En la búsqueda de un mundo más humano y para proteger el diálogo democrático, se debería empezar por buscar un nuevo nombre a las redes sociales.


Referencias: 

  1. Barakzai, A., & Shaw, A. (2018). Friends without benefits: When we react negatively to helpful and generous friends. Evolution and Human Behavior, 39(5), 529–537. https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2018.05.004

  2. Barbrook, R., & Cameron, A. (1996). The Californian Ideology. Science as Culture 6:1 (January). 44-72. 

  3. Burgess, J., Marwick, A. E., & Poell, T. (2018). The SAGE Handbook of Social Media. In SAGE Publications Ltd eBooks. https://doi.org/10.4135/9781473984066 

  4. Entralgo, P. L. (1961). Teoría y realidad del otro. Vol. 1: El otro como otro yo. Nosotros, tú y yo. Revista De Occidente. 

  5. Fukuyama, F. (2014). Political order and political decay: From the Industrial Revolution to the Globalization of Democracy. Macmillan.

  6. Hobbes, T. (1994). Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. México, Fondo de Cultura Económica.

  7. Huntington, S. P. (1968). Political order in changing societies. New Haven : Yale University Press.

  8. Katz, E., Haas, H., & Gurevitch, M. (1973). On the Use of the Mass Media for Important Things. American Sociological Review, 38(2), 164–181. https://doi.org/10.2307/2094393

  9. Lazarsfeld, P., & Merton, R. (1948). Mass Communication, Popular taste and Organized Social Action. 

  10. Locke, J. (1973). Ensayo sobre el gobierno civil.

  11. Marías, J. (1970). Antropología metafísica : La estructura empírica de la vida humana. Revista De Occidente.

  12. McLuhan, M. (1996). Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano. Barcelona: Paidós.

  13. Montesquieu. (1766). The spirit of laws: Volume I. J. Nourse, and P. Vaillant.

  14. Nadales, A. J. P. (2014). La acción de gobierno: gobernabilidad, gobernanza y gobermedia.

  15. Postman, N. (2006). Amusing ourselves to death: Public discourse in the age of show business. New York, NY: Penguin.

  16. Rawls, J. (1971). A theory of justice. In Harvard University Press eBooks. https://doi.org/10.4159/9780674042605

  17. Rousseau, J. J. (2011). Discurso sobre las ciencias y las artes: Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres; El contrato social.

  18. Taylor, C. (1994). Ética de la autenticidad. Barcelona: Paidós. 

  19. Tocqueville, A. D. (1835). Democracy in America. London: Saunders and Otley. 


Publicado en Dissensio edición 1, con el título " Las redes antisociales: El deterioro del diálogo democrático", página 14


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