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Nihilismo en la Era Digital

Publicación

Fátima Hurtado Carranza

7/2/23, 3:00 p.m.

Fátima Hurtado Carranza

El nihilismo, epílogo de la secularización que caracteriza al mundo moderno, ha permeado profundamente a la sociedad moderna, volviéndose la idea hegemónica sin que las personas se den cuenta. La secularización ha despojado al ser humano de su conexión con una realidad suprema, trascendente y objetiva; reemplazándola con una fe materialista que genera una insuficiencia de vida interior en el hombre moderno. Este artículo explora cómo las redes sociales, al ofrecer una constante fuente de entretenimiento y distracción, intensifican la falta de reflexión y el vacío existencial, contribuyendo a la ansiedad y depresión en la población. A lo largo del artículo se presenta un análisis basado en teorías filosóficas y estudios científicos recientes que correlacionan el sentido de vida con la salud mental, y la estructura de los medios de comunicación con sus efectos en los usuarios, para destacar la urgencia de encontrar un propósito trascendental, al margen de lo que los medios dictan, que contrarreste los efectos negativos del nihilismo en la era digital.


Secularización y nihilismo


Hace poco leí un libro que me hizo entender con muchísima profundidad filosófica los problemas de la sociedad actual. Este libro se llama “El hombre moderno” y fue escrito por Alfredo Sáenz en 2006. Si bien, a mi parecer sus ideas pueden llegar a ser un poco radicales en ciertos aspectos, quiero desarrollar mi argumento de este ensayo basándome en su teoría sobre los efectos que la secularización ha tenido en el hombre de la sociedad actual, para después explicar por qué me parece que las redes sociales empeoran la situación.


Para Sáenz, el proceso de secularización que inició a finales de la civilización medieval, y que fue tomando fuerza con el renacimiento, la reforma protestante, el iluminismo, la revolución francesa y la soviética; ha vaciado al ser humano (Sáenz, 2006). Él argumenta que, al eliminar los vínculos de los hombres con una realidad suprema y trascendente (Dios), se reemplazó la fe en la salvación divina por una fe en la salvación terrena en la que la tecnología ayudaría al hombre a llegar a la justicia y plenitud por sí mismo (Sáenz, 2006).


Esta nueva fe implica un materialismo voraz, en el que la acumulación de bienes y tecnologías suplen a los bienes espirituales; ahora, la meta no es el perfeccionamiento del ser humano, pues no hay más un modelo ideal, la meta es el perfeccionamiento de este mundo por medio de la técnica moderna, siendo los deseos egoístas el ideal de perfección.


“La meta no es el perfeccionamiento del ser humano, pues no hay más un modelo ideal, la meta es el perfeccionamiento de este mundo por medio de la técnica moderna”

Ya no hay una idea objetiva del bien, ahora éste se define en cuanto a conveniencias materiales; y por esto, ya no es necesaria la reflexión que me ayuda a encontrar una verdad externa y objetiva a mí a la cual estoy sujeto, que me ayuda a dirigir mis acciones hacia algo mayor que yo, basta con definir vagamente qué satisface mejor mis instintos animales, y perseguirlo.  Por lo tanto, el hombre moderno tiene una insuficiencia de vida interior. Vive en una huida de sí mismo que consiste en divertirse, y que cada vez es más posible gracias a la gran variedad de medios tecnológicos, como las redes sociales, que le ayudan a vivir al margen del trasfondo de su existencia (Pascal, 1670/2005).


Esta insuficiencia de vida interior por falta del reconocimiento de un valor objetivo superior también puede explicarse con el nihilismo. Nietzsche, una figura central de esta filosofía, diagnosticó el nihilismo como una consecuencia inevitable del declive de la religión tradicional y de los valores absolutos en la cultura occidental (Volpi, 2006). En sus propias palabras, según Volpi (2006), el nihilismo es:

Una falta de fin, una falta la respuesta al ¿para qué?... ¿Qué significa el nihilismo? Que los valores supremos se desvalorizaron. No hay nada en lo que creer; falta la fe a la verdad, la fe a la autoridad, la fe al valor de la vida (p. 334).


Pongámoslo, sencillamente, de esta manera: Si no existe un Dios creador que le haya dado un sentido y un fin a su creación, entonces no tienen más o menos valor las cosas, pues para tener valor tienen que compararse con algo; sólo sabes que algo es disfuncional cuando tienes conocimiento de para qué debería servir, y cómo debería servir. Lo mismo con los seres humanos, si no sabemos para qué somos, no podemos dar valor a nuestra vida; simplemente es. Si todo es resultado de la aleatoriedad, de un proceso sin una inteligencia que le diera función, no hay una brújula, no hay nada bueno o malo objetivamente, ni aspiraciones mejores ni peores, ni estilos de vida buenos o malos, porque lo que define el valor o la moralidad son constructos humanos, débiles, argumentables y cambiables.


¿Por qué me parece que el nihilismo es peligroso? Por dos razones, la primera es que esta forma de pensar imposibilita las bases para el diálogo y consenso para la búsqueda de un bien común, pues cada quien tiene su definición de bien. La segunda, y la más importante para efectos de este ensayo es que la falta de sentido de vida puede conducir a la ansiedad y depresión. Esto es sumamente importante cuando en México hay un promedio de 25 suicidios al día (INEGI, 2023).


En 2022 en Colombia se realizó un estudio con jóvenes de entre 18 y 24 años, los cuales tuvieron que completar un cuestionario que medía dos escalas; la primera evaluaba el sentido de vida (búsqueda de sentido, propósito en la vida y conexión con algo más grande que uno mismo), y la segunda evaluaba los síntomas de depresión, ansiedad y estrés; según los resultados, el sentido de vida tuvo una correlación negativa y significativa con la ansiedad y la depresión. De igual forma, en 2016 se estudió una muestra de 7,354 adultos coreanos durante 10 años para examinar la relación entre el sentido de la vida y la depresión. Los resultados encontraron que un menor sentido de la vida al inicio del estudio predijo una mayor depresión en el seguimiento, incluso después de controlar por otros factores como la edad, el sexo, el estado civil, el nivel educativo y los ingresos (Kim, Park & Chiriboga, 2016).


Es importante aclarar que no se necesita hacer consciente esta filosofía nihilista en la propia vida para vivir las consecuencias de vacío que conlleva. Pienso que esta filosofía está ya inserta intrínsicamente en las bases de la sociedad actual; es decir, no tienes que ser un filósofo para actuar conforme al nihilismo, pues este está presente en todas nuestras formas de interacción diarias. ¿Cuánta gente no va a trabajar por crear valor (fuera de lo monetario) con su labor, por disfrutar de la jornada sabiéndose parte de algo mucho mayor que ellos mismos; sino por conseguir los medios económicos como un fin en sí mismo? ¿Cuál es la definición de éxito presente en la sociedad, la que define como exitoso a aquellos que se sienten plenos porque su trabajo tiene fruto trascendente, o la que mide el éxito en cuanto a prestaciones y nivel de vida económico?


De esta sección, lo más importante a recuperar es el vacío de sentido que implica vivir en la era de la relatividad y posmodernidad, por la falta de una teleología otorgada, que sea suficiente para satisfacer nuestros deseos de grandeza., el hombre de hoy es un hombre desorientado por la falta de cumplimiento de promesas y expectativas vacías. El hombre moderno es como los productos light, como la coca sin calorías, o la cerveza sin alcohol, es un hombre sin sustancia ni contenido (Rojas, 2006).


El papel de los medios de comunicación


Como ya expliqué anteriormente, el problema de la falta de sentido de vida y nihilismo viene desde muy atrás. Sin embargo, pienso yo que las redes sociales lo han agudizado, pues la estructura y contenido de estas facilitan la “diversión”, la huida de uno mismo y de la reflexión que el silencio conlleva.


Algunos estudiosos de los medios de comunicación argumentan que estos tienen efectos limitados sobre las actitudes y los comportamientos de sus audiencias, pues consideran que las personas acuden a los medios en búsqueda de la satisfacción de sus necesidades; por lo que consumen símplemente lo que quieren consumir, teniendo control ellos sobre los medios (Rosengren, Wenner, & Palmgreen, 1985).  Esto significaría que las personas usan a los medios como una herramienta para un fin establecido fuera del alcance de las redes sociales; sin embargo, desde mi punto de vista, tristemente así no es la realidad; pocas personas en el mundo de hoy definen la finalidad de sus acciones al margen de los medios de comunicación. La teoría de la dependencia de los medios es más acertada. Ésta explica que la conexión de las personas a los medios de comunicación depende de la estructura social en la que están insertos; sugiere que cuanto más depende una persona de los medios de comunicación para satisfacer sus necesidades y alcanzar sus metas, más influyen estos medios en sus actitudes y comportamientos (Ball-Rokeach, 2010). Yo quiero agregar que, al no tener las personas claro su fin y sentido de vida, mientras más conectadas están las personas para "satisfacer" sus necesidades, más definen las redes sociales esas necesidades. Creando un círculo vicioso de vacío.


El papel de las redes sociales


Los medios de comunicación, desde el periódico hasta las redes sociales hoy en día, han funcionado generalmente como medios de expresión y, como su nombre lo dice, de comunicación; en este sentido, han cumplido su cometido. Sin embargo, no se han limitado a eso. Al incorporarse las redes sociales a los medios de comunicación se convirtieron en entidades omnipresentes que dictan el ritmo y el contenido de nuestra vida diaria, de una manera que parece inescapable para los seres humanos; exactamente como dice la teoría de la dependencia de los medios.  Actualmente, casi el 95% de las personas que tienen internet utiliza redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y Tiktok (Forbes, 2023); esto equivale a casi el 60% de la población mundial (que incluye niños y adultos mayores), lo cual es muchísimo si consideramos que el 56% de la población mundial es considerada población económicamente activa (personas entre 15 y 65 años que conforman la fuerza laboral mundial) (Organización Internacional del Trabajo, 2023).



En primer lugar, las redes sociales son distintas a los demás sistemas de medios porque permiten una interacción casi instantánea entre usuarios, lo cual ha derivado en una pérdida de paciencia y tolerancia a la frustración en quienes las usan. Hay varios estudios que demuestran esto, como el estudio titulado I don´t have time for this de Roberts y Yarbrough. En este estudio examinaron a 126 estudiantes aleatorios a quienes se les asigno una condición de uso alto o bajo de redes sociales durante una semana. Para poder comparar su impulsivilidad e impaciencia, se les hizo pruebas antes y después de la semana; aquellos con uso alto de las redes sociales mostraron menos paciencia que los otros (Roberts & Yarbrough, 2018).


En segundo lugar, las redes sociales están disponibles las veinticuatro horas del día y se actualizan minuto a minuto, fomentando una conexión constante; creando una sobrecarga de información que narcotiza a quien las usa (Han, 2010).


En tercer lugar, lejos de unir a los usuarios entre sí, las redes sociales los aíslan. El estudio de Krause et al. (2017) examinó la relación del uso de las redes sociales y el aislamiento social en una muestra longitudinal de jóvenes de Estados Unidos; quienes tuvieron que completar encuestas sobre su uso de las redes sociales y su aislamiento social al inicio del estudio y dos años después. Mediante modelos estadísticos, los resultados mostraron que aquellos que usaban las redes sociales con mayor frecuencia y durante más tiempo al inicio del estudio, tenían un mayor aislamiento social dos años después. Esta asociación se mantuvo incluso después de controlar la edad, el sexo, la raza, la educación y el estado civil. Esto parece muy razonable, ya que es posible que el uso excesivo de las redes sociales reemplace al tiempo y la energía que las personas antes dedicaban a las interacciones sociales cara a cara.


Por último, lo más importante, las redes sociales digitales permiten una personalización de sus contenidos sin precedentes. Las plataformas utilizan algoritmos y, según la finalidad de la red social específica, te pueden mostrar cosas que, ya sea por el contenido en sí, o por la forma en que te lo muestran, es probable que te guste. Esto es importante pues, a diferencia con la teoría de que el usuario decide que gratificaciones busca (Rosengren, Wenner, & Palmgreen, 1985), estoy queriendo decir que lo que en realidad pasa es que te están haciendo creer que eso es lo que quieres, cuando en realidad ni si quiera tú sabes. Los medios de comunicación no son simplemente herramientas neutrales que los individuos utilizan para satisfacer sus necesidades, también tienen el poder de moldear las necesidades y deseos de las personas (Gerbner, 1972). Las personas no siempre son conscientes de la las formas en que están siendo influenciados, pues la influencia no necesariamente es directamente desde el contenido sino desde la estructura que les muestra el contenido. Esto lo demostraron Harris y John (2018) en una investigación con 500 personas de entre 18 y 30 años a quienes se les monitoreó por 6 meses en su uso de las redes sociales. La investigación concluye que los participantes que recibieron más notificaciones personalizadas y contenido adaptado a sus intereses reportaron un mayor uso compulsivo y síntomas de adicción después de un semestre.


Todas estas características de las redes sociales las hacen un arma que puede llegar a ser suicida si no se sabe utilizar correctamente. Pero… ¿correctamente según qué? Según la finalidad y el sentido de vida de las personas.


Si solamente usamos las redes sociales porque ahí están, nunca vamos a tener control sobre ellas porque no las usamos para algo más allá de lo que ellas mismas me imponen. Estamos utilizando las redes sociales sin una idea trascendente que nos guíe en su uso. No tenemos señorío, no tenemos autonomía porque no sabemos qué queremos al margen de las metas que nos ponen las mismas redes sociales… ¿cómo se puede tener autonomía de aquello que define tu finalidad?


“La falta de un sentido de vida claro y trascendental conduce a un uso compulsivo e irreflexivo de estas plataformas, lo que aumenta los niveles de ansiedad y depresión”

Las redes sociales, siendo inmediatas y con la adicción que generan, son el perfecto distractor de las preguntas esenciales de la vida. Cuánta gente no le teme al silencio, y escucha música en cada trayecto de su día. No nos podemos permitir diez minutos de reflexión porque nos desesperamos por no tener estímulos. Sumado a esto, ¿por qué necesitarías definir un fin, si los medios por sí mismos ya te lo definen? No nos damos cuenta, pero ese vació de sentido nunca puede estar completamente vacío; inconscientemente lo llenamos de cosas que no nos satisfacen, de metas que no nos dan plenitud. Es el caso, por ejemplo, de muchas jóvenes que creen que su valor depende de su imagen física y su fama en Instagram, y dedican gran parte de su tiempo a mejorar su perfil, a verse “guapas”; dejando que una meta tan superficial como tener más likes sea la que dirija sus decisiones. Claro que este tipo de fines nunca satisfacen, pues son tan superficiales que no llenan esa ansia de profundidad y trascendencia que caracteriza a los seres humanos. Necesitamos urgentemente pensar al margen de las redes sociales; aprender a vivir sin ellas, para poder después usarlas a nuestro favor, como herramientas, no como fines en sí mismos.


Estamos sobreviviendo a las redes sociales y sus efectos, buscando la solución dentro de ellas, distraernos de nuestro vacío, cuando ellas sólo aumentan el vacío, permitiéndonos hacerlo cada vez más profundo por las diversiones cada vez más presentes, y la reflexión cada vez más ausente.


Conclusiones


En resumen, el análisis desarrollado sustenta que las redes sociales amplifican la sensación de vacío y desorientación en la sociedad moderna, que tiene su origen en el nihilismo, derivado de la secularización. Las redes sociales, omnipresentes, inmediatas y adictivas, moldean las necesidades y deseos de los usuarios, como lo estudia la teoría de la dependencia de los medios (Ball-Rokeach, 2010), creando un círculo vicioso de insatisfacción y dependencia. La falta de un sentido de vida claro y trascendental conduce a un uso compulsivo e irreflexivo de estas plataformas, lo que aumenta los niveles de ansiedad y depresión, como lo demuestran varios estudios (Kim, Park, & Chiriboga, 2016; Krause et al., 2017). Es esencial promover la reflexión sobre el sentido de vida, así como un uso consciente de las redes sociales como herramientas. Fomentar una cultura que valore la reflexión profunda y un propósito de vida más allá de las gratificaciones inmediatas ofrecidas por las redes sociales puede ayudar a reducir los efectos del nihilismo y mejorar la salud mental de la población. 


“Es esencial promover la reflexión sobre el sentido de vida, así como un uso consciente de las redes sociales como herramientas”

Referencias:

  1. Ball-Rokeach, S. J. (2010). Media System Dependency Theory. En W. Donsbach (Ed.), The International Encyclopedia of Communication. Wiley-Blackwell.

  2. Forbes Staff. (2023, junio 28). Redes sociales: casi el 60% de la población mundial ya las usa. Forbes México. https://www.forbes.com.mx/redes-sociales-casi-el-60-de-la-poblacion-mundial-ya-las-usa/

  3. Gerbner, G. (1972). Violence in television and its effects on the public. Journal of Social Issues, 28 (2), 365-379.

  4. Han, B.-C. (2010). La sociedad del cansancio. Editorial Herder.

  5. Harris, K., & John, D. (2018). The Addictive Design of Social Media: The Role of Algorithms in Creating Compulsive Usage. Computers in Human Behavior, 82, 55-65.

  6. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2023, 3 de mayo). Estadísticas de las defunciones registradas en México 2021. Muertes por suicidio. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2023/EAP_Suicidio23.pdf

  7. Kim, T. H., Park, J. H., & Chiriboga, D. A. (2016). Longitudinal associations between perceived meaning in life and depression among Korean adults. Social Science & Medicine, 145, 139-145.

  8. Krause, H., Russo, M., Pearson, R., & McWilliams, L. (2017). The impact of social media use on social isolation among young adults: A longitudinal study. Journal of Social and Clinical Psychology, 36 (10), 805-828.

  9. Organización Internacional del Trabajo (OIT). (2023). Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2023. Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo. https://www.ilo.org/global/research/global-reports/weso/2023/lang--es/index.htm

  10. Pascal, B. (2005). Pensamientos. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/pensamientos--1/html/ff08eee4-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html  (Trabajo original de 1670).

  11. Roberts, J. A., & Yarbrough, J. B. (2018). "I don't have time for this!" The impact of chronic mobile phone use on patience and impulsivity. Journal of Consumer Research, 45 (2), 291-311. https://www.journals.uchicago.edu/journals/jacr/jrnl_rights

  12. Rojas, E. (2006). El Hombre Light. Barcelona: Ariel. https://liceochapero.edu.gt/sites/default/files/EL-HOMBRE-LIGHT-rojas-enrique.pdf

  13. Rosengren, K. E., Wenner, L. A., & Palmgreen, P. (Eds.). (1985). Media Gratifications Research: Current Perspectives. Sage Publications.

  14. Sáenz, A. (2006). El hombre moderno: Descripción fenomenológica. Editorial Gladius. https://es.slideshare.net/slideshow/el-hombre-moderno-p-alfredo-senz/36796760

  15. Osorio Castaño, C. A., Ortíz Garzón, E., Avendaño Prieto, B. L., & Hernández Pozo, M. del R. (n.d.). Sentido de vida y su asociación con la ansiedad y la depresión en jóvenes. Interdisciplinaria. http://www.ciipme-conicet.gov.ar/ojs/index.php?journal=interdisciplinaria&page=article&op=view&path[]=859

  16. Volpi, F. (2012). El nihilismo. Madrid: Biblioteca de ensayo Siruela. Traducción del italiano de Cristina I. del Rosso y Alejandro G. Vigo. https://books.google.com.mx/books?id=y9Lk35PefW0C&dq=nihilismo&lr=&source=gbs_navlinks_s


Publicado en Dissensio edición 1, con el título " Nihilismo en la Era Digital", página 19


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